Durante la actual pandemia por la COVID-19, la preocupación por reducir la transmisión de la enfermedad ha llevado a un aumento mundial en la utilización de mascarillas faciales. Y dado que se está demostrando que, junto con el lavado y desinfección de manos y mantenimiento de la distancia interpersonal, es la medida más eficaz que tenemos para prevenir el contagio, la utilización de la mascarilla ha pasado a formar parte de nuestra rutina diaria y seguirá en un futuro próximo formando parte de ella.
Hay algunas evidencias de síntomas de ojo seco en ciertos grupos de población, personas que anteriormente no habían padecido sequedad ocular y que así lo manifiestan tras el uso habitual de la mascarilla. Este grupo incluye a ancianos, inmunodeprimidos y/o trabajadores específicos que usa mascarillas casi todo el tiempo sin períodos de descanso.
La mayoría de las personas afectadas perciben que el aire exhalado sale hacia arriba desde la mascarilla hacia sus ojos. Este aumento del flujo de aire probablemente acelera la evaporación de la película lagrimal que, cuando es continua durante horas o días, puede provocar irritación o inflamación de la superficie ocular.
Se sabe que la película lagrimal es una barrera esencial contra las infecciones y que puede verse alterada si esta barrera se evapora más rápidamente. Además, las molestias generadas por la sequedad ocular también pueden aumentar el hecho de frotarse los ojos y tocarse la cara, con la consiguiente transmisión de infecciones.
Con este post queremos aconsejarte para que el uso de la mascarilla no afecte a tu salud ocular, evitando la irritación o sequedad ocular que se pueda manifestar.
Entre los consejos para prevenir estas molestias están:
-Minimizar la exposición a ambientes que agraven la sequedad, como el aire acondicionado o la calefacción
-Mantener una humedad y temperatura ambiental adecuada
-Colocarse con cuidado la mascarilla y hacer que tanto el material como el tamaño y forma se adapten a nuestra anatomía, evitando que la parte superior roce con los ojos, tanto al ponerla como al hablar
-Utilizar mascarillas con un alambre nasal flexible, que si se adapta con cuidado ayuda a evitar que el aire se dirija hacia los ojos
-Mantener siempre una buena higiene de manos
-Evitar tocarse los ojos y la mascarilla
-Hacer periodos de descanso sin la mascarilla, en la medida de lo posible. Por supuesto, evitando riesgos.
-Evitar el uso excesivo de lentillas, que pueden resecar mucho el ojo, y alternar su uso con las gafas.
-Evitar tareas prolongadas con atención visual (pantallas, ordenadores, lectura prolongada), hacer descansos periódicos, mantener la distancia y la iluminación adecuada
-La ingesta de ácidos grasos omega 3 (pescados azules y frutos secos) beneficia la producción de lágrima, haciéndola más abundante y de mayor calidad y evitando que se evapore con facilidad
Tratamiento no farmacológico:
-Realizar higiene diaria de párpados y pestañas
-Utilizar lubricantes oftálmicos que incluyan en su composición ácido hialurónico, alcohol polivinílico, trehalosa o hidroxipropil guar
-Utilizar por la noche pomadas oftálmicas lipofílicas con vaselina o lanolina
Tratamiento farmacológico:
– Lágrimas artificiales que incluyan en su composición carmelosa, hipromelosa, carbómero o asociaciones de hipromelosa/dextrano. En caso de utilizar lentes de contacto o pacientes con enfermedades de la superficie ocular se deben usar lágrimas artificiales sin conservantes.
– En caso de infección, consulte con su oftalmólogo
Y no se olvide, cualquier duda, consulte con su farmacéutico.